La Vejez

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Siempre llega ese momento que tu no deseas que llegue, que alguien te diga algo que te sorprende, que lo que te dice tú lo sabes pero no lo quieres oir.

Volviendo de mi trabajo, en la línea 4 del metro de Barcelona, de pie junto a la puerta, al pasar entre las estaciones de Alfonso X y Joanic, sentada frente a mi, una joven, bonita y llena de vida me miró fijamente, y acto seguido se dirigió a mi…

–Disculpe, quiere sentarse….–

–No,no, por favor, gracias de todas formas…–

Le agradecí su gentileza, pero no acepté su ofrecimiento, me alegró el detalle, pero su significado me dió miedo.

Pensé… será que ya me veo una persona mayor…?,   un anciano…? o porqué no decirlo…un viejo…?

Cuando llegué a casa, me miré en el espejo, e intenté ver lo que las personas ven cuando me ven…, claro yo no podía verlo porque la mente y el espíritu no envejecen, y por tanto cuesta tanto darte cuenta que en ocasiones, como en mi caso, tiene que ser otra persona quien te avisa que ya has entrado en otra dinámica, en otra etapa y en otra realidad que no te gusta, que oprime y que te afecta psicológicamente.

Pronto, en dos meses y días, obtendré la prejubilación y perderé el papel que desempeño en la sociedad al dejar de trabajar.

Es cierto que no se tienen las mismas cualidades físicas y mentales, como cuando eres joven, pero con ésta cruda realidad te sientes perdido al afrontar el presente.

Aún así quiero sentirme útil en ésta etapa vital, aceptando los cambios de todo tipo que se puedan experimentar, buscar actividades en las que poder relacionarme con otras personas y disfrutar de todas esas experiencias que siempre has querido hacer pero nunca has realizado.

Me niego a sentirme inútil, a decir por sistema… «me olvidé donde dejé las llaves…,será la vejez».

De hecho creo que todo el mundo tiene miedo al enfrentarse a ésta etapa, a la incertidumbre a la que te enfrentas, Platón lo dejó registrado en su publicación más importante «La republica».

Porque no es el miedo a la muerte, sino a la vida, a esta nueva vida que te deteriora física y mentalmente.

El rey Salomón en su sabiduría habló de este deterioro físico en el libro de Eclesiastés, capítulo 12

…los días que no hayas deleite… (ver. 1)    ya no hay alegría

…se oscurecen el sol y la luna… (ver.2)     vas perdiendo la vista.

…tiemblen los guardianes de la casa… (ver.3)   las piernas no responden.

…y las mujeres que muelen hayan dejado de trabajar por haber llegado a ser pocas… ver.3)    muelas y dientes se van.

…y el hombre va andando a su casa de larga duración… (ver.5)

Dicho esto, ni pienso olvidarme las llaves ni leer a Platón, quiero vivir la vida como si hoy fuera el primer día y no pienso cuando será el último, porque me siento joven, y si mi cuerpo envejece, mi mente es muy joven, y la vida extraordinaria.

7 comentarios en “La Vejez

  1. Genial artícullo.
    Además, ¿sabes que con la edad ocurre también la profecía autocumplida? Si uno mismo cree que cuando se es «viejo» toca tener mala salud, o olvidarse de cosas o … a medida que cumple años empieza a perder calidad de vida y salud, que no pierde la gente de la misma edad que tiene una visión más amplia.
    La vida es extraordinaria y la edad es sólo una fecha en el dni.
    Un saludo

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  2. Bueno amigo Salomón, veo que has pasado por mi casita y que te has matriculado en ella. Ya yo estoy retirada, no por jubilación, sino por «incapacidad». Pero mientras el espíritu y el alma sean jóvenes, ¿qué importa que el cuerpo lo sea? Esto de afuera no es más que una cáscara que se va a caer en algún momento, pero lo que somos, eso no se incapacitará ni se jubilará jamás. Es un placer verte por aquí y nos seguimos. Me encantó tu reflexión. Un abrazo.

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