Odio… no gracias.

La humanidad ha llegado a ser tan inteligente que ha mejorado mucho la calidad de vida.  Mejorando la ciencia, las vacunas contra las enfermedades, la expectativa de vida y una mejor calidad de ella. Pero la “inteligencia» del hombre es tal, que también se puede destruir así mismo.

Solo haría falta recordar el odio étnico en Ruanda, entre los hutus y los tutsis que en el último enfrentamiento produjo 800.000 asesinatos. O las diferencias étnicas en los Balcanes, o en México, y diferentes lugares más.

Y digo yo… hay alguien que sea mejor que alguien…?

Todos nos equivocamos, todos cometemos errores, todos tenemos virtudes y todos en algún momento de nuestra vida acertamos alguna vez.

Pero hay algo que deberíamos tener muy claro, necesitamos de los demás. Siempre hay alguna ocasión que necesitamos ayuda externa.

Por lo tanto, tendríamos que cooperar entre nosotros, en vez de destruirnos.

Así somos, y deberíamos meditar en ello, porque en ciertos parámetros hay muchos intereses creados, pero a nivel personal podemos hacerlo.

No podemos pensar que somos mejores simplemente porque tenemos otro color de piel o porque hemos nacido en otro sitio, ni siquiera por que nos gusta un club de fútbol diferente, cada uno es especial con sus virtudes y sus errores, pero nadie es mayor que otro.

Y ese respeto debería imperar.

Recuerdo una parábola que leí en cierta ocasión en la Biblia que me enseñó mucho, decia:

«Un judío había sido golpeado por unos salteadores y había quedado como muerto en el camino.  Dice que paso un sacerdote y al verlo pasó por otro lado evitandolo; al rato paso un levita de los que servían en el templo, o sea de los que se dan golpes en el pecho delante de los demás, el cual también le hizo caso omiso dejándolo abandonado.

Mas tarde, pasó un samaritano, y en aquellos entonces Samaria no se hablaba con Judea, habían diferencias entre ellos, sin embargo el se paro y le ayudó, le curó las heridas y lo subió a su montura y lo llevo a un mesón. Le pagó al mesonero dos denarios que era lo que cobraba un obrero en dos días de trabajo y le dijo, cuida de el, y yo volveré a pagarte lo que te falte.»

Notamos el altruismo de esta persona…?

Es inconcebible pero hoy ocurre lo mismo, abundan muchos sacerdotes y levitas pero pocos samaritanos.

Y así nos va.

Si ésta reflexión nos ayuda a mejorar nuestras relaciones con otros, ya habrá cumplido su objetivo.

5 comentarios en “Odio… no gracias.

  1. Si te amas a ti amarás a los demás… suena «fácil» pero no es así. Las buenas acciones existen… hay que aprender a verlas, pero sobre todo a generarlas… todos somos diferentes, pero iguales en esencia… Gracias por tocar el tema… abrazos mexicanos…

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  2. Yo pienso que todo es una cadena, no soy de golpes de pecho, pero trato de ayudar a los demas, pero me paso una mala experiencia y dije «para que ayudar si te pagan mal?» y es ahi donde nos desilucionamos y nos cerramos.
    Creando asi el egoismo, y fijar primero nuestros intereses y si acaso hay tiempo para los demas ayudarlos o viendo que esta ayuda nos produsca un beneficio…
    Saludos y besos! 🙂

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  3. Todo se reduce al lugar de nacimiento, como quien dice me ha tocado nacer gato o perro. Los que hoy son enemigos jurados por un conflicto X, de haber nacido en el mismo bando, quizá serían inseparables. Estamos hechos de lo mismo, pensamos igual, pero muchas veces no somos capaces de entendernos.

    Pero, ¿quién determina la enemistad? Me pregunto si acaso no serán los necios, los que hablan de orden pero siembran odio, los que se sirven de este vil recurso para enfrentar a los pueblos, a los hermanos, y que así no sean capaces de unirse contra sus maquinaciones. Gente como Donald Trump que habla de odio, racismo y machismo, y multiplica sus seguidores como peces. ¿Por qué seguimos a los mediocres?

    Divide y vencerás es el lema de algunos, aunque los veas caminar de rodillas en la televisión.

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