Coño, que pobre soy!

Supongo que debo considerarme una persona pobre, y digo una persona pobre teniendo en cuenta el baremo que utiliza el sistema en el que malvivimos, donde se necesitan tener cosas o propiedades para ser mínimamente aceptado por el entorno.

De hecho, en ocasiones cuando hablo con gente de que vivo de alquiler, hay quien se espanta porque con mi edad no tengo un piso o una casa en propiedad y la verdad es que nunca me ha gustado tener nada en propiedad, porque es una forma de atarte a un lugar, y además tienes que pagarlo, así prefiero usarlo, pagarlo y si algún día me quiero ir a otro lugar solo tengo que decidirlo.

Ahora es algo más de medianoche, y en muchos lugares del planeta se preparan para los carnavales, yo en cambio, no soy de los que me gustan estas fiestas colectivas, supongo  que eso es mejor para los más jóvenes,, y además tienes que pagarlo, por eso hay que prescindir de muchas cosas cuando eres pobre.

Así, yo dentro de mi limitación financiera, no puedo irme a los Mc Donald`s ni irme de copas, me tengo que quedar sentado frente a la chimenea comiéndome una pierna de cabrito al horno que la compre en una oferta del mercado y un vino que compré a unos amigos que tienen una pequeña bodega cerca de Vilafranca del Penedés.

Tampoco puedo irme a una discoteca, por los precios altos que tienen, me tengo que aguantar y quedarme leyendo un buen libro mientras oigo el crujir de la madera que me calienta, eso si, con una copita de Cardenal Mendoza, que cada año mi hija me regala, cómo «envidio» a estos que están hasta las tantas de la madrugada, gastándose lo que no tienen, haciendo el gilipollas en grado sumo, y que en muchas ocasiones tienen que volver a casa andando por falta de cash.

Mañana tengo previsto un paseo por la montaña que tengo cerca de mi domicilio, si ya lo sé que es aburrido, pero cuando eres pobre no tienes para comprar bonos y montarte en los metros y autobuses de los servicios urbanos, si en esos que van como sardinas apretadas y escuchando todo tipo de perfumes, malas caras, ladrones de ocasión, etc., si se que esto es más emocionante, pero me tengo que aguantar con solo pasear por la naturaleza.

Y después al mediodía, me tendré que «aguantar» con tomarme un vermouth en una terraza del puerto mientras por las carreteras circulan cochazos de alta gama con gentes hacías sus segundas residencias que han hipotecados sus vidas para poder disfrutarlas unas horas, ya que el lunes tiene que salir corriendo a seguir siendo esclavos de trabajos que odian pero que lo necesitan para seguir siendo «ricos.»

Es triste que por tener una economía baja no puedas «disfrutar» de todas estas cosas, pero que le voy a hacer, seguiré viviendo a lo «pobre», mientras me quede algo de sentido común.