¿Por qué existimos?

A estas preguntas frecuentes se suma otra: ¿Podemos esperar algo más que vivir apenas setenta u ochenta años y luego morir?

La cuestión se vuelve aún más apremiante cuando nos damos cuenta de lo corta que es, realmente, la vida. Desde luego, no es necesario verle la cara a la muerte para plantearse la razón de la existencia; las desilusiones o la reflexión sobre la vida que llevamos también pueden ser un incentivo para hacerlo.

En su libro El hombre en busca de sentido, el psicoanalista Viktor Frankl observó que algunos de sus compañeros que sobrevivieron al Holocausto se encararon a la misma cuestión después de ser liberados de los campos de concentración. Al retornar a sus hogares, se encontraron con que sus seres amados habían muerto. Frankl escribe: “¡Desdichado quien al regresar descubrió una realidad totalmente distinta a la íntimamente añorada durante los años de cautiverio!”.

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La pregunta de por qué existimos ha sido común a todas las generaciones.

La vida suele compararse a un viaje. Así como es posible emprender un viaje sin tener en mente un destino concreto, también es posible ir por la vida sin conocer su verdadero propósito. Cuando esto sucede, es muy fácil caer “en la trampa de la actividad, en el ajetreo de la vida”, como señala el prestigioso escritor Stephen R. Covey. “A menudo —agrega él—, las personas se encuentran logrando victorias vacías, éxitos conseguidos a expensas de cosas que súbitamente se comprende que son mucho más valiosas.”

¿De qué nos vale acelerar el paso si vamos en la dirección equivocada? Del mismo modo, buscarle sentido a la vida simplemente acelerando nuestro ritmo de actividad nos dejará vacíos y frustrados.

El deseo de comprender el porqué de nuestra existencia trasciende las diferencias culturales o las barreras de la edad; nace de una profunda necesidad propia de los seres humanos, una necesidad que puede quedar insatisfecha aunque se tengan colmadas todas las necesidades materiales.¿Por

17 comentarios en “¿Por qué existimos?

  1. Muy importantes son las preguntas existenciales que todos nos hacemos eventualmente en el transcurso de nuestras vidas.
    He dedicado años a investigarlas y he llegado a algunas conclusiones, a la vez que he escrito varios posts acerca del tema (pensando en escribir un libro).
    Te comparto aquí la introducción a una de las series con posibles respuestas, según mi punto de vista, no es La Verdad, porque ésa no existe, hay verdades para cada quién, según lo que pueda aceptar y creer.
    Espero que sea de tu interés, así como de tus lectores.
    Abrazo de luz.
    https://aquevineadondevoy.wordpress.com/2012/04/24/a-que-vine-a-donde-voy-introduccion/#more-5

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  2. porque hemos nacido, o más allá porque hemos evolucionado hasta ser la especie dominante. en todo caso, buscarle un fin universal a la vida no creo que sea posible. pero sí que al fin se la da cada uno. pero tampoco es algo tan importante como la accion de hacerlo.
    con esto digo, que mas que quebrarme la cabeza pensando cual puede ser esa explicacion metafisica —que probablemente no exista, porque: ¿por qué debería haber una?— es preferible vivirla, ejecutarla, ir haciendola. Teniendo en cuenta no perderse en esas actividades banales que citaste en el texto. saludos

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  3. De día en la bañera o de noche en la cama, cuando tu mente no está distraída con el presente, suelen florecer, como los hongos en la comida, cuestiones puras sobre nosotros. Cada cual puede conformarse o no con las respuestas propias o de extraños, pero esas dudas siempre nos acompañan.

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