¿Cuánto te valoras…?

Mi bandera es que cada persona es libre para tomar sus propias decisiones y que desde luego nadie debe juzgar a nadie por lo que hace con su cuerpo y a qué dedica su tiempo libre.

Pero desde mi tribuna preferente (la preferencia que me da mi edad) observo con pesimismo las locuras juveniles cuando se ven desde mi óptica, claro está que a todos nos gusta lo que nos gusta, pero cuando esto se convierte en una dinámica continua, mal vamos.

El alcohol, los cigarrillos de la risa y la edad, son malos compañeros de viaje, y ya no solo en las fiestas, sino en el devenir diario, incluso hasta les han puesto nombre… «follamigos», “amigos con derechos”, en muchos lugares se habla de “amigos con privilegios” (o con “ventajas” o “derecho a roce”), “amigos cariñosos”, “amigovios”, “amores (o aventuras) de una noche”, “vacilones”, “rollos”, “líos”, “ligues”, “enredos”, “levantes” y así por el estilo.

Etiquetas aparte, la idea es la misma: encuentros sexuales pasajeros, sin compromiso, sin ataduras emocionales, sin las complicaciones de las relaciones a largo plazo. “De lo que se trata es de darse el gusto aquí y ahora, conseguir lo que se anda buscando, y luego, cada uno por su lado”, señala una mujer joven.

Seguramente yo soy viejo y reconozco que vivimos en otros tiempos, pero solo decir que sigo prefiriendo una sugestiva mirada, un cogerse de las manos o un beso bajo la lluvia.