Toletum

En el corazón de la península ibérica se eleva una colina de granito abrazada por el río Tajo. Sus laderas escarpadas, erosionadas a lo largo de los siglos por las aguas, la han convertido en una fortaleza natural. En este estratégico cerro nació Toledo, ciudad representativa de España y su cultura.

Las tortuosas callejuelas del casco antiguo transportan al visitante a la Edad Media. Sus puertas, castillos y puentes, que conservan el sabor medieval, evocan los días en que Toledo era una de las ciudades más importantes de Europa.

Toledo, sin embargo, no es la típica ciudad europea, pues hasta la estación del ferrocarril tiene cierto aspecto árabe. Una mirada más detallada a sus monumentos y artesanía revela la huella que dejaron con el paso de los siglos las diferentes civilizaciones que allí florecieron. Durante su época de mayor esplendor, hace unos setecientos años, la ciudad era un verdadero crisol de culturas medievales.

toledo-spain-2696862_640

Cuando los romanos llegaron a la península ibérica, encontraron en este estratégico emplazamiento un poblado celtíbero al que llamaron Toletum  y al que convirtieron en capital de una de sus provincias. El historiador romano Tito Livio señaló que Toledo era una “ciudad pequeña, pero fuerte por su situación”. Tras la caída del Imperio romano, los visigodos conquistaron Hispania e hicieron de Toledo la capital de su reino. Fue aquí donde el rey Recaredo abjuró del arrianismo en el siglo VI, preparando así el terreno para que la península se convirtiera en un bastión del catolicismo ortodoxo, y Toledo, en sede de su arzobispado más importante.

El panorama religioso cambió cuando la ciudad pasó a formar parte de un califato musulmán. La dominación árabe de Toledo se extendió desde el siglo VIII hasta el XI, época de la que datan las angostas calles del casco histórico. La tolerancia musulmana hizo posible la coexistencia de las culturas cristiana, judía y árabe. Y aunque en 1085 el rey católico Alfonso VI conquistó la ciudad, las tres culturas siguieron conviviendo pacíficamente durante varios siglos.

Muchos de los monumentos más impresionantes de Toledo se remontan al período medieval. Los monarcas católicos hicieron de la ciudad su capital, los judíos se dedicaron con pericia a la artesanía y al comercio, y los musulmanes aportaron su talento arquitectónico. Eruditos de los tres credos trabajaron juntos en la Escuela de Traductores durante los siglos XII y XIII vertiendo al latín y al castellano numerosas obras antiguas. Gracias a ellos se dio a conocer en Occidente el vasto caudal de conocimientos científicos acumulados por la civilización árabe.

Sin embargo, la tolerancia religiosa llegó a su fin en el siglo XIV con las matanzas de miles de judíos en los pogromos religiosos. Para cuando Cristóbal Colón descubrió América, la Inquisición española había establecido un tribunal en Toledo, y a los judíos y los musulmanes solo les quedaban dos opciones: la conversión forzosa o el exilio.

sword-41036_640

En la actualidad hay más de un centenar de monumentos en el centro de Toledo. Debido a esta riqueza histórica, la UNESCO la declaró Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Dos de las construcciones medievales más impresionantes son los puentes que cruzan el Tajo y dan acceso a la ciudad por el este y el oeste. Otro monumento que a pocos visitantes pasa inadvertido es la enorme Puerta Nueva de Bisagra, la cual custodia la entrada de la antigua ciudad amurallada.

Desde lejos se distinguen fácilmente dos monumentos. El primero es el Alcázar, grandiosa fortificación de planta cuadrada situada en el sector oriental. En el lugar donde se halla esta antigua residencia de los reyes españoles, se alzó antes un pretorio romano, luego un palacio de los monarcas visigodos y, más tarde, una fortaleza árabe. Actualmente, el edificio alberga el Museo del Ejército y una amplia biblioteca. El segundo monumento más visible es la imponente catedral gótica que domina el centro urbano, como es de esperar en una ciudad eminentemente religiosa.

Tanto la catedral como otras iglesias cuentan con obras de Doménikos Theotokópoulos, famoso pintor afincado en Toledo, más conocido como El Greco. En el área de la antigua judería donde residió hay ahora un pequeño museo donde se exhiben varios cuadros suyos.

Quizá la vista más espectacular de Toledo sea la que se contempla desde las colinas situadas al sur, al otro lado del río. Pero la mejor forma de imbuirse del ambiente de la ciudad es recorriendo sus callejuelas. Si bien es fácil perderse, el visitante enseguida queda fascinado con sus pintorescos callejones, edificios centenarios, ornamentados balcones y tentadoras tiendas de recuerdos.

Aunque en esta antigua ciudad parece detenerse el tiempo, al turista tarde o temprano le llega el momento de despedirse de ella. Y el mejor lugar para hacerlo es la ribera sur del Tajo. Desde allí se ven los cálidos rayos del Sol poniente bañando la ciudad, y sus orgullosos monumentos reflejan una vez más el dorado esplendor del que en su día gozó Toledo.

Durante el Medievo, Toledo estaba dividida en tres barrios —el católico, el judío y el musulmán—, donde cada grupo religioso vivía según sus leyes y costumbres. Algunos de sus centros de culto son ahora lugares de interés turístico.

➤ La mezquita del siglo X conocida hoy como Cristo de la Luz se halla en la zona de la Medina, donde residían los musulmanes más acaudalados. Dicho edificio ilustra la maestría de los artesanos musulmanes en el uso del ladrillo.

➤ Las dos sinagogas medievales que se conservan prueban que había una numerosa comunidad judía, la cual llegó a constituir un tercio de la población. Ambas sinagogas acabaron convertidas en iglesias católicas. La más antigua, Santa María la Blanca, cuenta en su interior con un buen número de columnas ornamentadas, al igual que la mezquita de arriba. La más espaciosa es la sinagoga del Tránsito, actualmente sede del Museo Sefardí, dedicado a la cultura judía.

➤ La mayor catedral gótica de España comenzó a construirse en el siglo XIII y se terminó más de dos siglos después.

sweet-2345966_640

Los herreros de la ciudad llevan más de dos mil años fabricando espadas. De hecho, el nombre de Toledo se ha convertido en sinónimo de acero de gran calidad. Tanto el ejército del general cartaginés Aníbal como las legiones romanas usaron estas espadas forjadas en las riberas del Tajo. Siglos después, los artesanos musulmanes empezaron a ornamentar las espadas y armaduras toledanas con la técnica del damasquinado,  En la actualidad, casi todas las tiendas de recuerdos de la ciudad tienen un gran surtido de espadas y la armadura de rigor. Aparte de encontrar estas armas en colecciones privadas, hoy día es probable verlas en películas, pero no en un campo de batalla.

Otra especialidad de Toledo es el mazapán, cuya producción data de la conquista árabe de la ciudad. Cuando llegaron los musulmanes, ya había mucha almendra en la península, pero faltaba el otro ingrediente principal: el azúcar. Sin embargo, en los siguientes cincuenta años aparecieron campos de caña de azúcar por el sur del país. Para el siglo XI, el mazapán ya era una especialidad de Toledo, y desde entonces ha satisfecho los paladares más exigentes. En la ciudad hay tiendas que se dedican exclusivamente a la venta de este producto, que suele fabricarse en forma de figuritas. La visita a Toledo no estaría completa sin probar este delicioso dulce.

5 comentarios en “Toletum

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.