Es extraordinario lo mucho que aprendemos de la historia.
Hoy traigo al recuerdo al maestro Gamaliel, un maestro judío del primer siglo y posiblemente el que educó a Saulo de Tarso que posteriormente sería el apóstol Pablo.
Este maestro judío y miembro del Sanedrín fue famoso por su inteligencia y a escondidas decidió ayudar desde su puesto a los judíos cristianos.
En cierta ocasión, el gobernador romano de Judea acudió a el, preocupado por la corriente del pueblo en la que se decía que había aparecido el Hijo de Dios y por eso los responsables romanos de la región sintieron miedo.
El les contestó.
“Varones de Israel, presten atención a ustedes mismos en cuanto a lo que piensan hacer respecto a estos hombres. 36 Por ejemplo, antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que él mismo era alguien, y un número de varones, como cuatrocientos, se unió a su partido. Pero él fue eliminado, y todos los que le obedecían fueron dispersados y vinieron a nada. 37 Después de él se levantó Judas el galileo en los días de la inscripción, y atrajo gente en pos de sí. Y sin embargo ese hombre pereció, y todos los que le obedecían fueron esparcidos por todas partes. 38 De modo que, en las presentes circunstancias, les digo: No se metan con estos hombres, sino déjenlos (porque si este proyecto o esta obra proviene de hombres, será derribada;39 pero si proviene de Dios, no podrán derribarlos); de otro modo, quizás se les halle a ustedes luchadores realmente contra Dios”
Por qué he acudido a este hecho?
Porque hoy en día también observamos movimientos que parecen que tengan que imponerse en ciertos puntos del planeta pero que al pasar de los años perecen dando paso a un nuevo orden.
Todos estamos condenados a morir, ¿porque no aprovechar el tiempo en cosas bonitas, en amar, en ser altruistas…?
Ojalá nos demos cuenta a tiempo.
Puede que nos demos cuenta justo antes de exhalar nuestro último soplo de vida.
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Tristemente es así, un fuerte abrazo.
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