El mundo no se ha enterado que la mal llamada nueva normalidad quiere decir que el escenario del mundo a cambiado, que ya no se vive como hace unos meses y que todo aquello que hacíamos posiblemente ya no vuelva.
La forma de vida que la mayoría de la humanidad tenía no volverá y ahora que se han abierto las fronteras de las decisiones salimos corriendo como desposeídos hacia la antigua forma de vivir.
Sin lugar a dudas se vuelve a cobrar un alto precio, hace pocos días salíamos a las ocho de la tarde a aplaudir a aquellos que estaban fuera de las fronteras de su domicilio, jugándose la vida ante el león rugiente que suponía la pandemia del civid-19 y hoy como si el peligro hubiera desaparecido, salimos como pollo sin cabeza a querer salir sin mascarillas, a juntarnos como si nada hubiera pasado.
A culparnos unos a otros, a bombardearnos con amenazas sin sentido.
Vayámonos acostumbrando a que cualquier cosa de las que te rodean, aunque sea un zapato viejo, goza de más inteligencia que cualquiera de nosotros.