
Son las 00:14 de un nuevo día aunque todavía es de noche y estoy aquí en la estación de Sitges esperando a ese último tren en la que seguros que vendrán pasajeros deseando llegar a su casa.
Pero como aquí en el taxi y de noche mi asiento se convierte en una butaca delante del más grande escenario que es la ciudad, estoy viendo a un hombre que al juzgar por su cara debe haber sufrido algún revés de la vida, está cabizbajo y no parece un indigente y si lo es es su primer día.
Está sentado en el banco a un metro de mi coche con la mirada perdida, a saber que le ha ocurrido, es posible que lo hayan echado de casa o alguna historia por el estilo porque lleva lo puesto y no parece esperar a nadie.
No es muy común a medianoche estar sentado pasando frío.
Y supongo que cada uno debe tener una historia y una tragedia detrás.
Pero si trabajas de noche como yo en el taxi se ven cosas así y peores.
Es muy interesante y divertido sentarse en un banco o en una terraza o incluso en el coche en un sitio estratégico y mirar a la gente que hay a tu alrededor e imaginar cuál será su vida, de dónde vienen o a dónde van.
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En Caracas a esa hora puedes ver 3 o 4 muertos.
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