Cuando llueve en España, sobre todo en la ciudad todo es un caos, empezamos a fruncir el rostro…
Que si hay que coger el coche…
Que si los niños se van a mojar…
Que si ya podía llover de noche que no moleste…
Sin embargo ahora está diluviando aquí en una parte de Brasil y es difícil describir su hermosura, lo que hace que todo se mantenga verde, que los ríos se llenen y den vida a la tierra.
Cuando uno ve esto, ve la lluvia de otra manera.
Bebemos agradecer este regalo que nos “llueve del cielo”
He pasado la “Navidad” en Brasil, concretamente en la zona de Amazonas y os puedo decir que es totalmente diferente a las costumbres de Europa.
En cuanto al aspecto religioso no varía mucho, se ha perdido el espíritu que lleva su nombre y se diferencia en el aspecto social.
En España las familias se reúnen, el anfitrión prepara grandes comidas y está muy presente el impresionar a los invitados, el que sea una comida que se recuerde y los invitados haciendo cábalas para que la próxima en su casa la pueda superar.
Grandes cantidades de marisco, cochinillo o cabrito al horno y de la mejor procedencia, eso hará que la cena esté a la altura.
Aquí, a medida que se acercaba la hora se acercaban amigos y conocidos con cerveza, carnes y demás.
Pues bien la cena consistió mucha cerveza, un pollo a’last o asado y algo de carne, buena conversación, sin el cuñado sabelotodo y después un buen baño en la piscina.
Había menos comida por supuesto pero mucho más amor y sinceridad.
Comida de Navidad
Me gustó.
Precisamente porque la mesa no era lo importante sino un ambiente sincero y leal.
Este bien que tanto necesitamos en España donde los pantanos estaban en mínimos, donde en muchas partes se sufren restricciones, deciros de la abundancia aquí en esta zona.
Es un placer extraordinario ver tanta agua por tantos sitios, me maravilla ver que todo está verde, con un verde lleno de vida y que en tantos sitios se carece.
Vale la pena ver esta parte del mundo donde el hombre todavía no ha conseguido destruirla…
Hoy estaba tranquilamente desayunando cuando un ruido ensordecedor me hizo girar la cabeza… la lavadora se había salido de los cuatro ladrillos que la sujetaban y parecía el nuevo Aston Martin de Fernando Alonso.
De un salto la pude coger y hasta que no paró de centrifugar no pude volverla a su sitio
Tengo que aclararos que no estoy en mi casa en España, sino en el Amazonas, en Brasil donde llevo tres semanas de vacaciones y donde siento una profunda admiración por los habitantes de esta zona.
Aquí sí que es la vida difícil donde cada día tienen que hacer malabares para sobrevivir en un ambiente hostil, por el clima, los animales y por lo poco que se gana trabajando, aún así las gentes son extraordinaria, comparten todo lo que tienen e incluso té dan comida para el camino.
He comido los mejores mangos de mi vida, unos peces extraordinarios, y siento tristeza porque ya pronto se me acaban estas vacaciones pero aún así es difícil olvidar a esta gente tan hospitalaria y entrañable.
Pronto de nuevo en España con nuevos retos pero a la rutina de siempre, rutina que después de esto la valoras de una manera diferente. ❤️❤️❤️☕️🇧🇷🇧🇷🇧🇷