
Alguien tuvo un gran acierto al decir que los humanos aprovechamos los primeros veinte años de nuestra vida para hipotecar el resto.
Y tenia mucha razón, como sabéis trabajo de taxista en la noche de Sitges, ciudad de turismo y grandes eventos, como el que ayer dió comienzo, los famosos carnavales.
Pues bien, miedo me da de todo lo que voy a ver hasta la mañana del miércoles que acabarán.
Pero sobre todo los jóvenes, y no quiero decir que los más adultos no lo hagan, pero me parecen tan vulnerables, porque se ponen y toman de todo y no hablo de los cubalibres que también, pero sobre todo de las substancias que se administran.
Esto poco a poco les va introduciendo en una espiral y de la que la mayoría se da cuenta tarde.
Resultados…, como poco, personas destruidas, familias rotas y un sufrir constante.
Que pena ver tragedias tan grandes.
Estoy sentado al sol, son las cuatro de la tarde con una temperatura maravillosa al lado del limonero, que pena que no todo el mundo pueda disfrutar de esta maravilla.