Buen viaje

Hoy no se puede discutir que el automóvil es una necesidad imperiosa, pero conducirlo tiene un precio porque el saldo que cada año se cobran las carreteras es de más de un millón de víctimas mortales en todo el mundo.

De modo que es algo a tener siempre presente, sobre todo cuando iniciamos viajes sería bueno analizarnos si realmente estamos en condiciones de emprender un viaje, porque el cansancio nos embota y nos disminuye los reflejos, la ira, el nerviosismo y la euforia se cuenta entre los factores que afectan a la conducción y nos puede llevar a acometer maniobras imprudentes y hasta agresivas.

No hay que decir que algunos estados aumentan el riesgo de accidente y quienes piensen con la cabeza tendrán presente el no conducir bajo la influencia del alcohol, las drogas o algunos fármacos, con ellos se disminuirán muchos los reflejos, poniendo en peligro su vida y la de los demás, quizás sería mejor en estos estados no conducir y optar por un transporte público o pedir a alguien que conduzca en nuestro lugar.

Siempre deberíamos estar alerta de las maniobras de los demás, maniobras peligrosas de otros conductores, quizás no acercándonos en exceso guardando así la distancia de seguridad.

Otra causa común y notoria de los accidentes son las distracciones, algo que puedo atestiguar desde una óptica privilegiada, dado que disfruto del carnet de conducir desde el año 1971, y he recorrido toda Europa con vehículos de grandes dimensiones, y desde aquí vaya mi reconocimiento, aunque admito que hay de todo, a esa figura del camionero o conductor de autobús que en muchas ocasiones actual de manera prudente para facilitar al vehículo pequeño.

Se que este escrito puede resultar repetitivo por tantas veces como los medios informativos nos lo recuerdan, pero mientras sigan habiendo tragedias en las carreteras, serán necesarias.

Así, que por favor, dale el valor que realmente tiene tu vida y la de los demás.

Buen viaje.