Aquí en Barcelona es muy común ver en el puerto grandes cruceros que llegan llenos de turistas a visitar la ciudad condal y que impresionan por su majestuosidad y sus dimensiones y pensando en ello es impresionante como una nave tan grande, en proporción, puede ser dominada por un timón tan pequeño.
Y he elegido este ejemplo para compararlo con la lengua, como un apéndice tan pequeño puede tener tanta influencia ya sea para bien o para mal.
Tenemos ejemplos en todos los campos pero sobre todo en aquellos que tienen una posición predominante sobre la sociedad.
Escuchamos a «pastores, artistas, políticos, etc., pero sobre todo estos últimos que con su palabrería partidista y lucrativa, crean un estado emocional en las masa hasta crear un estado colectivo que nadie puede frenar.
El último ejemplo lo tenemos en Estados Unidos, donde la ambición de una persona o varias, han creado un caldo de cultivo que ha desembocado en varios muertos, heridos y detenciones.
No hay dudas que las palabras pueden matar.
Totalmente de acuerdo contigo. Hace pocos días tuve una charla en casa sobre este tema. No entiendo como resulta tan fácil manejar a las masas. Somos personas adultas que el que más y el que menos tenemos estudios. Ir al colegia, a parte de enseñarnos cultura nos enseña a desarrollar la capacidad de pensar. No se en que momento de nuestras vidas esta capacidad merma hasta convertirnos en borregos. Un rebaño, que en manos inapropiadas puede causar mucho daño.
Buen días Salomón, como siempre, un placer leerte.
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Cuánta razón tienes Rincón, gracias por pararte y leerme, un gran abrazo.
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